TAREA MÓDULO 3
Soy un amante
de la música clásica y el nivel de los trabajos es cada vez más elevado.
Por tanto,
aunque pertenezco a la Consejería de Igualdad, PP.SS. y Conciliación, me voy a
decantar por la cultura musical.
El termino
transversalidad de género se utiliza para referirse a la responsabilidad de todos los poderes en el
avance de la Igualdad entre mujeres y hombres.
La
transversalidad de género es la incorporación, la aplicación del Principio de
Igualdad de Trato y de Oportunidades entre mujeres y hombres, de modo, que se
garantice el acceso a todos los recursos en igualdad de condiciones, se
planifiquen las políticas públicas teniendo en cuenta las desigualdades
existentes y se identifiquen y evalúen
los resultados e impactos producidos por éstas en el avance de la
igualdad real.
¿Os habéis
dado cuenta que en las grandes orquestas sinfónicas como la de RTVE o la
Orquesta Nacional de España (ONE), la mayoría de sus componentes son hombres?
Las mujeres
como intérpretes y solistas en las orquestas sinfónicas españolas son
minoritarias.
En un campo
rodeado de un aura de prestigio y considerado de élites cabía esperar que la
discriminación de género fuese menor en un entorno de mayores rentas, nivel
educativo, etc. Pero no es así.
La aportación
de las mujeres a la historia de la música culta apenas es conocida o divulgada
. Apenas hay tampoco mujeres directoras
de orquesta en el mundo, y España lamentablemente no es una excepción. Y en las
orquestas, aunque haya mujeres, pocas alcanzan las posiciones de mando, como
las de concertino o primer violín. Sólo las audiciones a ciegas, es decir,
ocultando el sexo del aspirante a entrar en la orquesta, hacen que aumente la
elección de intérpretes femeninas.
En España sólo
hay una orquesta 100% femenina, la Orquesta Sinfónica de Mujeres de Madrid
(OSMUM), pero no es una orquesta profesional. Es la excepción que confirma la
regla.
Lo que sí
tienen en común las orquestas es un régimen laboral de los músicos similar.
Tras duras pruebas de acceso, con tribunales formados por varios miembros a
modo de concurso-oposición, se logra una relativa estabilidad. Comenzando por
el dato absoluto, a día de hoy sólo una de cada tres intérpretes –el 32%- de
las orquestas sinfónicas españolas son mujeres. En primer lugar, esto quiere
decir que se dista de lograr la igualdad de género, como sucede en otros ámbitos
culturales o círculos empresariales. Pero, en segundo lugar, hay que hacer
notar que el mundo de las orquestas sinfónicas es aún más sexista que la media
del mercado laboral. En el conjunto de la población activa, según los últimos
datos disponibles del INE, la tasa de ocupación femenina es del 41,5%. Por lo
tanto, el diferencial entre el mundo sinfónico y la media del mundo laboral es
nada menos que de 10 puntos porcentuales.
Las mujeres
alcanzan la media en el caso de las vocalistas o pianistas. Sin embargo, el
mundo del jazz está muy masculinizado y las mujeres representan el 8%, en un mundo qué hablamos de un género
asociado a progreso, igualdad, libertad, etc.
Sin embargo,
cuando analizamos el sistema educativo y la formación reglada, tenemos que de
los graduados con estudios superiores de música en España, el 40% son mujeres.
Hay que subrayar el desajuste entre la oferta educativa y la demanda de las
orquestas. Se da un mayor sexismo de la demanda de las orquestas, que en la
oferta educativa, con lo cual se reproducen los patrones sexistas del mercado
privado de trabajo.
Ha disminuido
las probabilidades de las mujeres de titularse, acaso por lo que supone de
aumento de las dificultades para compatibilizar la vida familiar y los estudios
musicales.
Tampoco
podemos dejar de señalar que el porcentaje de mujeres que cursan estudios
musicales disminuye conforme aumenta el nivel formativo: el porcentaje de
mujeres que terminan el grado superior (40%) es muy inferior al de las que
terminan el grado medio, un 60%. Por lo tanto parece que la vía de la
profesionalización, que es lo que permite el grado superior, es lo que desanima
a las mujeres músicas.
Estos patrones
de desigualdad evidentemente conducen a la gran pregunta: ¿hay menos mujeres en
las orquestas porque hay menos tituladas superiores, o hay menos diplomadas del
sistema educativo porque saben que las probabilidades de entrar en las
orquestas por ser mujer son menores?
En definitiva,
las orquestas españolas son mucho menos paritarias que el sistema educativo,
incluso cuando hablamos de instituciones de formación de élite.
Cuando
comparamos las distintas orquestas españolas, el rango de participación
femenina oscila entre el 20 y el 40%, de forma que no hay ninguna formación en
la que siquiera se roce la paridad entre varones y mujeres. Lo más curioso es
que en las grandes orquestas es donde el porcentaje de mujeres es menor, como
en RTVE u ONE, pero en las nuevas orquestas y sobre todo en la periferia el
porcentaje de mujeres es mayor.
Recursos,
tamaño de la orquesta y participación de la mujer ¿Influyen los recursos en la
desigualad de género? ¿Son las orquestas más potentes también más paritarias?
No. Cuando comparamos el porcentaje de mujeres y el número de componentes de la
orquesta encontramos una correlación muy débil.
Salvo en las
orquestas periféricas y pequeñas que, sin embargo, cuentan con muchas mujeres
intérpretes. Se observa muy claramente en el caso de Oviedo y Santiago, pero
también es patente en Córdoba, Extremadura o Murcia, orquestas casi todas de
reciente creación. Como hablamos de orquestas pequeñas con mucha presencia
femenina, la mujer en estas orquestas es muy visible.
La causa de la
discriminación de la mujer en la música no es social, es musical: el conservadurismo
del género sinfónico.
Dentro o fuera
de la orquesta, los instrumentos están connotados culturalmente y hasta
sexualmente. Hay instrumentos masculinos y femeninos. Pongamos un ejemplo: el
violoncello. Hasta el siglo XX estaba mal visto que lo tocasen las mujeres
porque se coloca entre las piernas, lo cual alimentaba las asociaciones
simbólicas sexuales en los círculos burgueses conservadores. Además, está el
tamaño del instrumento: tradicionalmente los grandes como el contrabajo o los
timbales son coto de los intérpretes masculinos. La excepción es el arpa, que a
pesar de su envergadura es femenino, casi el 100%. Y es que además de la forma
de tocarlos, o el tamaño, influye el timbre. Lo grave está asociado a lo
masculino, y lo agudo a lo femenino. Finalmente, en clave histórica, también
hay que apuntar que el arpa o el piano han sido tradicionalmente instrumentos
de salón, que podían tocar las mujeres en el ámbito privado del hogar burgués.
En muchos países formaba parte de ‘la buena educación’ de toda mujer de clase
alta el cultivo de la música.
La sección de
cuerdas es siempre la más femineizada, con una media del 42% de mujeres. En el
extremo contrario, tenemos la percusión y el viento metal (trompa o trompeta,
por ejemplo), donde la presencia es poco menos que simbólica: menos del 5%.
Entre ambos, está la sección de viento madera, 20%, por debajo del 30%.
Santa Cecilia
es la patrona de una actividad que paradójicamente sigue siendo muy masculina.
Las mujeres están infra-representadas en el mundo sinfónico español. Se da una
desigualdad mayor que la que existe en el sistema educativo formal, o incluso
en la formación de élite no formal.
Así como se
habla de un techo de cristal, el que impide que se avance en la igualdad de
género en los niveles ocupacionales y salariales altos, puede hablarse de un
muro de sonido, igualmente invisible y discriminador para la mujer en el
también exclusivo mundo sinfónico. Es un género elitista en términos de clase,
la orquesta es también sexista en términos de género.
A la hora de
proponer recomendaciones para paliar el problema detectado y avanzar en la
igualdad deben recordarse:
• La música
clásica, más otros sectores culturales, tiene un efecto multiplicador, por el
prestigio que tiene frente a otras actividades del sector público o privado,
por lo tanto debe ser una prioridad avanzar hacia la paridad en el mundo de la
música.
• La necesidad
de implantar las audiciones a ciegas, es decir, que ocultan el sexo del/a
intérprete, pues hacerlo aumenta sensiblemente la probabilidad de que las
mujeres entren en las orquestas.
• Como en el
mundo laboral, en el artístico deben implementarse las medidas de conciliación
laboral –incluyendo guarderías en las sedes de las orquestas, etc.- que
permitan a la mujer compatibilizar la actividad familiar y la musical sin
obligarla a elegir entre una u otra.
• Hay que
poner en práctica medidas de discriminación positiva para facilitar el acceso
de las mujeres a estos bastiones musicales de los músicos varones que son todavía
muchas formaciones españolas.
• Es necesario
visibilizar mucho más la aportación de las mujeres a la historia de la música
occidental, que es prácticamente desconocida, pues es una primera forma de
eliminar estereotipos y tópicos que ligan la creatividad y el genio artístico
al género masculino. Seguramente esto producirá un efecto arrastre, dado el
prestigio de la creación, que hará que también aumente la participación
femenina en la interpretación.
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