martes, 16 de junio de 2020


TAREA MÓDULO 3

Soy un amante de la música clásica y el nivel de los trabajos es cada vez más elevado.
Por tanto, aunque pertenezco a la Consejería de Igualdad, PP.SS. y Conciliación, me voy a decantar por la cultura musical.
El termino transversalidad de género se utiliza para referirse a  la responsabilidad de todos los poderes en el avance de la Igualdad entre mujeres y hombres.
La transversalidad de género es la incorporación, la aplicación del Principio de Igualdad de Trato y de Oportunidades entre mujeres y hombres, de modo, que se garantice el acceso a todos los recursos en igualdad de condiciones, se planifiquen las políticas públicas teniendo en cuenta las desigualdades existentes y se identifiquen y evalúen  los resultados e impactos producidos por éstas en el avance de la igualdad real.
¿Os habéis dado cuenta que en las grandes orquestas sinfónicas como la de RTVE o la Orquesta Nacional de España (ONE), la mayoría de sus componentes son hombres?
Las mujeres como intérpretes y solistas en las orquestas sinfónicas españolas son minoritarias.
En un campo rodeado de un aura de prestigio y considerado de élites cabía esperar que la discriminación de género fuese menor en un entorno de mayores rentas, nivel educativo, etc. Pero no es así.
La aportación de las mujeres a la historia de la música culta apenas es conocida o divulgada .  Apenas hay tampoco mujeres directoras de orquesta en el mundo, y España lamentablemente no es una excepción. Y en las orquestas, aunque haya mujeres, pocas alcanzan las posiciones de mando, como las de concertino o primer violín. Sólo las audiciones a ciegas, es decir, ocultando el sexo del aspirante a entrar en la orquesta, hacen que aumente la elección de intérpretes femeninas.
En España sólo hay una orquesta 100% femenina, la Orquesta Sinfónica de Mujeres de Madrid (OSMUM), pero no es una orquesta profesional. Es la excepción que confirma la regla.
Lo que sí tienen en común las orquestas es un régimen laboral de los músicos similar. Tras duras pruebas de acceso, con tribunales formados por varios miembros a modo de concurso-oposición, se logra una relativa estabilidad. Comenzando por el dato absoluto, a día de hoy sólo una de cada tres intérpretes –el 32%- de las orquestas sinfónicas españolas son mujeres. En primer lugar, esto quiere decir que se dista de lograr la igualdad de género, como sucede en otros ámbitos culturales o círculos empresariales. Pero, en segundo lugar, hay que hacer notar que el mundo de las orquestas sinfónicas es aún más sexista que la media del mercado laboral. En el conjunto de la población activa, según los últimos datos disponibles del INE, la tasa de ocupación femenina es del 41,5%. Por lo tanto, el diferencial entre el mundo sinfónico y la media del mundo laboral es nada menos que de 10 puntos porcentuales.
Las mujeres alcanzan la media en el caso de las vocalistas o pianistas. Sin embargo, el mundo del jazz está muy masculinizado y las mujeres representan el 8%,  en un mundo qué hablamos de un género asociado a progreso, igualdad, libertad, etc.
Sin embargo, cuando analizamos el sistema educativo y la formación reglada, tenemos que de los graduados con estudios superiores de música en España, el 40% son mujeres. Hay que subrayar el desajuste entre la oferta educativa y la demanda de las orquestas. Se da un mayor sexismo de la demanda de las orquestas, que en la oferta educativa, con lo cual se reproducen los patrones sexistas del mercado privado de trabajo.
Ha disminuido las probabilidades de las mujeres de titularse, acaso por lo que supone de aumento de las dificultades para compatibilizar la vida familiar y los estudios musicales.
Tampoco podemos dejar de señalar que el porcentaje de mujeres que cursan estudios musicales disminuye conforme aumenta el nivel formativo: el porcentaje de mujeres que terminan el grado superior (40%) es muy inferior al de las que terminan el grado medio, un 60%. Por lo tanto parece que la vía de la profesionalización, que es lo que permite el grado superior, es lo que desanima a las mujeres músicas.
Estos patrones de desigualdad evidentemente conducen a la gran pregunta: ¿hay menos mujeres en las orquestas porque hay menos tituladas superiores, o hay menos diplomadas del sistema educativo porque saben que las probabilidades de entrar en las orquestas por ser mujer son menores?
En definitiva, las orquestas españolas son mucho menos paritarias que el sistema educativo, incluso cuando hablamos de instituciones de formación de élite.
Cuando comparamos las distintas orquestas españolas, el rango de participación femenina oscila entre el 20 y el 40%, de forma que no hay ninguna formación en la que siquiera se roce la paridad entre varones y mujeres. Lo más curioso es que en las grandes orquestas es donde el porcentaje de mujeres es menor, como en RTVE u ONE, pero en las nuevas orquestas y sobre todo en la periferia el porcentaje de mujeres es mayor.
Recursos, tamaño de la orquesta y participación de la mujer ¿Influyen los recursos en la desigualad de género? ¿Son las orquestas más potentes también más paritarias? No. Cuando comparamos el porcentaje de mujeres y el número de componentes de la orquesta encontramos una correlación muy débil.
Salvo en las orquestas periféricas y pequeñas que, sin embargo, cuentan con muchas mujeres intérpretes. Se observa muy claramente en el caso de Oviedo y Santiago, pero también es patente en Córdoba, Extremadura o Murcia, orquestas casi todas de reciente creación. Como hablamos de orquestas pequeñas con mucha presencia femenina, la mujer en estas orquestas es muy visible.
La causa de la discriminación de la mujer en la música no es social, es musical: el conservadurismo del género sinfónico.
Dentro o fuera de la orquesta, los instrumentos están connotados culturalmente y hasta sexualmente. Hay instrumentos masculinos y femeninos. Pongamos un ejemplo: el violoncello. Hasta el siglo XX estaba mal visto que lo tocasen las mujeres porque se coloca entre las piernas, lo cual alimentaba las asociaciones simbólicas sexuales en los círculos burgueses conservadores. Además, está el tamaño del instrumento: tradicionalmente los grandes como el contrabajo o los timbales son coto de los intérpretes masculinos. La excepción es el arpa, que a pesar de su envergadura es femenino, casi el 100%. Y es que además de la forma de tocarlos, o el tamaño, influye el timbre. Lo grave está asociado a lo masculino, y lo agudo a lo femenino. Finalmente, en clave histórica, también hay que apuntar que el arpa o el piano han sido tradicionalmente instrumentos de salón, que podían tocar las mujeres en el ámbito privado del hogar burgués. En muchos países formaba parte de ‘la buena educación’ de toda mujer de clase alta el cultivo de la música.
La sección de cuerdas es siempre la más femineizada, con una media del 42% de mujeres. En el extremo contrario, tenemos la percusión y el viento metal (trompa o trompeta, por ejemplo), donde la presencia es poco menos que simbólica: menos del 5%. Entre ambos, está la sección de viento madera, 20%, por debajo del 30%.
Santa Cecilia es la patrona de una actividad que paradójicamente sigue siendo muy masculina. Las mujeres están infra-representadas en el mundo sinfónico español. Se da una desigualdad mayor que la que existe en el sistema educativo formal, o incluso en la formación de élite no formal.
Así como se habla de un techo de cristal, el que impide que se avance en la igualdad de género en los niveles ocupacionales y salariales altos, puede hablarse de un muro de sonido, igualmente invisible y discriminador para la mujer en el también exclusivo mundo sinfónico. Es un género elitista en términos de clase, la orquesta es también sexista en términos de género.
A la hora de proponer recomendaciones para paliar el problema detectado y avanzar en la igualdad deben recordarse:
• La música clásica, más otros sectores culturales, tiene un efecto multiplicador, por el prestigio que tiene frente a otras actividades del sector público o privado, por lo tanto debe ser una prioridad avanzar hacia la paridad en el mundo de la música.
• La necesidad de implantar las audiciones a ciegas, es decir, que ocultan el sexo del/a intérprete, pues hacerlo aumenta sensiblemente la probabilidad de que las mujeres entren en las orquestas.
• Como en el mundo laboral, en el artístico deben implementarse las medidas de conciliación laboral –incluyendo guarderías en las sedes de las orquestas, etc.- que permitan a la mujer compatibilizar la actividad familiar y la musical sin obligarla a elegir entre una u otra.
• Hay que poner en práctica medidas de discriminación positiva para facilitar el acceso de las mujeres a estos bastiones musicales de los músicos varones que son todavía muchas formaciones españolas.
• Es necesario visibilizar mucho más la aportación de las mujeres a la historia de la música occidental, que es prácticamente desconocida, pues es una primera forma de eliminar estereotipos y tópicos que ligan la creatividad y el genio artístico al género masculino. Seguramente esto producirá un efecto arrastre, dado el prestigio de la creación, que hará que también aumente la participación femenina en la interpretación.


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